La chicharra : su alimentación

A la hora en la que todos los insectos buscan desesperados una gota de agua, la chicharra se rie de la sequedad del verano.

Con su boca (especie de “oviscapto”) abre un agujero en su reserva inagotable. Con su trompa de succión, como un fino filamento, penetra en la corteza de los pinos hasta llegar a la savia donde colma toda su sed. Está incisión no causa ningún daño a los árboles.

Instalada, siempre cantado, sobre una ramo o un tronco, la trompa de succión penetra en el agujero para saciar con delectación su sed, inmóvil. A medido que el sol gira y desplaza su sombra, la chicharra alrededor de la rama mediante ligeros pasos laterales, quedandose siempre en la zona mejor iluminada y la más caliente. Todos estos desplazamiento se efectuan siempre bajo el canto del macho y el silencio de la hembra.

Cuando la chicharra se alimenta de la savia, numerosos insectos se acercan para chupar los restos que ella deja; abispas, moscas y sobre todo las hormigas; estas últimas inunden su vientre mordiendole sus patas, subiendose por su espalda haciendoles cosquillas para llegar hasta el agujero donde se darán una buena comilona.
Irritada, nuestra chicharra ácabará pór abandonar su ahujero no sin antes orinar sobre estos intrusos.

La savia es su único alimento durante su corta vida de cantate.

Trompa de succión

Boca

Chicharra comiendo

Arriba de página

Página anterior

Página siguiente

Sumario